Roberto González: “El Papa vino a reforzar que debemos ser una universidad siempre al servicio del país”

Tras el fallecimiento del Papa Francisco, el primer latinoamericano en liderar la Iglesia Católica en sus más de dos mil años de historia, existe consenso respecto al legado progresista que dejó tras su paso. Humildad y compasión, que ya destacaban desde la época en que recorría las villas marginales de Buenos Aires para ayudar a quienes más lo necesitaban. A siete años de su paso por el país, su estilo directo y austero, así como su compromiso con la justicia social, la inclusión y la sustentabilidad, son parte de los aspectos que destaca Roberto González, profesor de la Escuela de Psicología UC que estuvo encargado de su visita en la Universidad.

A los 88 años de edad, y tras un derrame cerebral y una posterior insuficiencia cardiaca irreversible, el pasado 21 de abril falleció el Papa Francisco. El pontífice número 266, y el primer latinoamericano en ocupar la silla de San Pedro.

Hijo de inmigrantes italianos y fanático de San Lorenzo, el argentino Jorge Mario Bergoglio estuvo 12 años a la cabeza de la Iglesia Católica tras suceder a Benedicto XVI, el primer pontífice en retirarse voluntariamente en vida en 600 años. Un período en el que no solo su austeridad, cercanía y sencillez se hicieron latentes. El sacerdote jesuita también es recordado por su compromiso con la justicia social, la sustentabilidad y una incansable vocación misionera.

La equidad, la lucha contra el cambio climático, el respeto por las minorías, y la necesidad de encontrar caminos hacia la paz entre las naciones, fueron preocupaciones permanentes en su pontificado. Asimismo, hizo frente a la crisis institucional y pérdida de confianza en la Iglesia Católica a causa de los abusos sexuales. Y, pese a que durante el ejercicio de su pontificado se vio afectado por diversos problemas de salud, que lo llevaron a someterse a intervenciones quirúrgicas y hospitalizaciones, visitó 66 países en sus 47 viajes apostólicos. Entre los que se encuentra Chile.

Una visita de tres días que tuvo un especial significado para la Universidad Católica, institución que visitó el 17 de enero de 2018. Oportunidad en la que se reunió con tres mil personas en Casa Central. Representantes de la Comunidad UC, pero también del mundo de la educación y organizaciones, quienes fueron testigos de su llamado a construir una sociedad más justa, misericordiosa e inclusiva.

En dicha jornada, el Santo Padre hizo un especial llamado a las comunidades educativas, para que encarnen una cultura del encuentro. «Hoy resulta profética la misión que tienen entre manos. Ustedes son interpelados para generar procesos que iluminen la cultura actual, proponiendo un renovado humanismo que evite caer en todo tipo de reduccionismo. Y esta profecía que se nos pide, impulsa a buscar espacios recurrentes de diálogo, más que de confrontación; espacios de encuentro más que de división; caminos de amistosa discrepancia, porque se difiere con respeto entre personas que caminan en la búsqueda honesta de avanzar en comunidad hacia una renovada convivencia nacional».

De acuerdo a Roberto González, profesor de Psicología UC, y encargado de coordinar la visita a nuestra casa de estudios, su paso fue una oportunidad para revitalizar la identidad y misión de la Universidad. “Nos vino a recordar algo que nunca tenemos que perder de vista. La Universidad forma personas, investiga y genera conocimiento al servicio del país. Él hablaba de que la Universidad debe ser un lugar donde podamos aprender y experimentar para contribuir al desarrollo de los países y la sociedad. Para entregar bienestar y dignidad a las personas. Que nunca debemos olvidar que nuestro norte debe ser la preocupación por quienes más lo necesitan”. Un mensaje acogido por la UC a través de distintas iniciativas que buscan hacerse cargo de problemáticas que afectan a la sociedad. Ejemplo de ello es el trabajo desarrollado por el Programa de Interculturalidad y el Instituto de Desarrollo Sustentable, solo por nombrar algunos. “Como Universidad tenemos que hacernos cargo de aquellos temas que nos preocupan y que nos tensionan como sociedad. Tenemos que generar acciones para abordarlos. Temas como el conflicto con los pueblos originarios, la migración, la pobreza, el cambio climático. Él nos recordó que no debemos olvidar los temas que están afectando la convivencia social y el bienestar de las personas», destaca el académico.

Un desafío mayor

A siete años de la visita del Papa, el psicólogo social recuerda el inmenso desafío que significó liderar los preparativos de este hito en la Universidad. “Una experiencia de mucho trabajo y preparación, pero sobre todo muy gratificante. Yo estaba a cargo de un equipo de 125 personas. Y tuvimos que preparar esto en solo seis meses. Esto fue un tremendo desafío, pero también una experiencia muy satisfactoria en lo personal; porque si bien fue algo que organizó la Universidad, fue algo que quisimos compartir también fuera de ella. No queríamos que se interpretara que el Papa vino a dar un mensaje solo a la uc. Quisimos que quedara clara la idea de que la Universidad está inmersa en un país y en una sociedad. Y quisimos abrir este evento a todos los que quisieran. Por cierto, por un tema de espacio y de seguridad, no todos pudieron asistir como hubiéramos querido, pero nos preocupamos de instalar pantallas gigantes afuera de Casa Central, para que la gente que estuviera afuera pudiera seguir la ceremonia”, señala.

Para Roberto González, la visita no solo fue sumamente exigente desde el punto de vista de la seguridad, también en términos de protocolo. “Todo tenía que estar en orden y dispuesto para recibir al Santo Pedro”. Y una de las anécdotas que recuerda al respecto es que, a pocas hora de comenzar el evento, uno de los encargados de la Guardia Suiza del Papa le pidió mover todas las sillas que ya estaban dispuestas dos metros a la izquierda y dos metros hacia atrás. “Yo lo miro y le digo que por ningún motivo, ‘esto a mí me lo aprobó el Cardenal a cargo de la visita. A esta altura es imposible modificar todo lo que está dispuesto en este escenario. Y por tanto no se mueven”.

El académico también recordó el estudio que surgió desde el Laboratorio de Psicología Social de la Escuela, el cual buscaba medir el impacto que tuvo la viista entre los chilenos y chilenas. “La Huella Social en la Sociedad Chilena de la Visita del Papa Francisco”, investigación liderada desde el Laboratorio de Psicología Social de la Escuela, la cual analizó las actitudes que las personas tenían respecto a distintos temas, antes y después de esta visita del Papa. Esto a través de un cuestionario online, aplicado a una muestra inicial de 1.852 (1139 en la ola 2, y 925 en la ola 3) de participantes mayores de 18 años, entre los que se encontraban, voluntarios papales, personas asistentes a los eventos masivos, personas interesadas en la visita del Papa (pero que no pudieron asistir a los eventos), y personas indiferentes a la visita del Papa Francisco.

“La idea era preguntarle a la gente, antes y después de la visita, cuál era su opinión o actitud acerca de distintos temas, por ejemplo, la migración, los pueblos originarios y la Iglesia. Y lo que vimos es que no hubo grandes diferencias en la mayoría de estas temáticas, pero sí hubo un impacto muy importante en el sentido de pertenencia con la Iglesia y con la religión. El hecho de tener contacto con su principal pastor, contribuyó a fortalecer esa relación. Y, sin duda, ése es uno de los aspecto más rescatables”, concluye.
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Texto:
Andrea Fuentes Uribe, Comunicaciones Psicología UC
Fecha: 24-04-2025