María Ignacia Fuentes hace historia al transformarse en la primera psicóloga Sorda de la UC y del país: “Quiero usar el sello de la lengua de señas en mi profesión”

Acercar la salud mental y la psicoeducación a un grupo de la población tan segregado como la Comunidad Sorda. Ése fue el objetivo que se planteó la joven que ingresó a la UC el año 2017 y que hoy se transforma en la primera psicóloga Sorda de la Universidad Católica y del país. El cierre de un proceso que no fue fácil, pero que la llena de orgullo. “Quiero que esto inspire a otros jóvenes a romper barreras. A trabajar por crear cambios en el sistema y en las instituciones. Eso es lo más importante”, dice quien ha trabajado permanentemente por visibilizar las problemáticas que vive su comunidad.

En una sociedad en que la inclusión aún es una deuda pendiente, María Ignacia Fuentes marca todo un hito en la UC y en la educación superior al convertirse en la primera psicóloga Sorda del país. La joven, que aprobó su exámen de título el jueves 15 de mayo de 2025, es un ejemplo de resiliencia y superación, que destaca por su permanente búsqueda de promover la cultura sorda y las problemáticas que la afectan.

María Ignacia, que perdió la audición a los seis meses producto de una meningitis, enfrentó en diversas ocasiones dificultades para alcanzar sus objetivos. Una realidad que comparte con miles de personas en situación de discapacidad, y ante la cual se rebeló, sorteando cada una de las barreras impuestas. Fue así que, tras titularse de Técnico en Administración del Liceo Sara Blinder Dargoltz, María Ignacia quiso ir más allá y entró a estudiar psicología en la UC. “Mi sueño era llevar la salud mental y la psicoeducación a una comunidad tan segregada como la comunidad sorda”, confiesa.

Y si bien no ha sido la única persona en situación de discapacidad auditiva en estudiar psicología en Chile, sí es la primera con pérdida de audición en alcanzar el título de psicóloga, que se identifica con la cultura sorda, y cuya primera lengua es la Lengua de Señas chilena (LSCh). Lo que la hace perteneciente a una minoría linguística y cultural. De ahí la relevancia de este logro, que no solo significó un desafío para ella, sino también para toda la comunidad educativa que la recibió. “Sin duda para nosotros fue un aprendizaje. Un reto muy significativo, porque más allá de que habíamos tenido experiencias con estudiantes ciegos, con discapacidad motora, e incluso con hipoacusia, esto era completamente distinto. Era una persona que se comunica a través de lengua de señas, lo cual implicaba aprender de su cultura y de cómo percibe el mundo una persona Sorda. Entender que su primera lengua no era el español y que había que hacer adaptaciones que permitieran apoyar, sin descuidar el cumplimiento de los objetivos de aprendizaje”, dice María de los Ángeles Herane, unas de las coordinadoras de Asuntos Estudiantiles de Psicología UC.

Un proceso en el que hubo un trabajo mancomunado entre la Escuela de Psicología y el Programa para la Inclusión de Alumnos con Necesidades Especiales (PIANE). Iniciativa que fue fundamental para implementar las adecuaciones necesarias para que desarrollara su trayectoria formativa, apoyándola con profesionales e intérpretes, además de adaptaciones que fueran más visuales que escritas. “Al principio no sabiamos tanto y conforme ella fue avanzando fuimos adquiriendo más conocimientos sobre cómo apoyarla. Eso en base a experiencias de otros países y a lo que estábamos viviendo in situ. Siempre con muchas ganas de apoyar y de tratar de hacerlo lo mejor posible”, comenta Herane, quien también es académica de la Escuela.   

Visibilizar la Cultura Sorda

Si hay algo que destaca inmediatamente en María Ignacia son sus incansables ganas de visibilizar y trabajar por las problemáticas de su comunidad. “Uno de mis objetivos principales siempre ha sido apoyar a la Comunidad Sorda. Muchas personas me decían que los Sordos necesitan de un psicólogo sordo y que el futuro podría ser mucho mejor para la comunidad si es que lo consigo. Por eso nunca me sentí sola, porque la Comunidad Sorda siempre me apoyó y me empujó a alcanzar esta meta. Ver que es algo que necesitamos, me dio muchas más ganas de luchar. Así que estoy muy feliz de que finalmente se consiguiera. De luchar y no rendirme”, señala.

Un logro en el que también fueron fundamentales su familia y seres queridos. «Para mí esto es una emoción demasiado grande, porque hay mucho esfuerzo detrás. Uno cumplió en apoyarla, pero esto es mérito de ella. Yo siempre le dije… si tú recibes el apoyo de la gente y de la Universidad es porque te lo mereces, porque has hecho las cosas bien para que te apoyen», dice Alejandra Aguilera, madre de María Ignacia.

Acompañamiento de parte de la Universidad y de la Escuela que también reconoce la nueva psicóloga. “Existen muchas barreras para nosotros, entonces es muy importante tener redes de apoyo de parte de la institución. Probablemente hay personas, en otras universidades que no han tenido lo que yo tuve para lograrlo. Y si la Universidad no me hubiese ayudado, probablemente hubiese abandonado hace mucho tiempo. Eso me motivó y me permitió seguir. Tuve tutorías, tuve clases con intérpretes, así que estoy muy agradecida de la Escuela y de la Universidad por todo”, dice María Ignacia, que a su vez hace un llamado a seguir avanzando en la materia. No solo a nivel de Universidad, sino que a nivel de sociedad. “Ser Sordo no es un problema. El problema es el sistema, que muchas veces no nos ayuda. Saber que como personas Sordas estamos obligados a adaptarnos y a luchar constantemente para defender nuestros derechos. Yo también tengo derecho a usar mi lengua, que es la lengua de señas. Ésa es la forma en la que me puedo comunicar y deben respetarme”.

En ese sentido, la joven, que realizó su práctica en la Fundación Centro de Apoyo a las Personas Sordas CAPS Chile con nota 7.0, dice que es importante que su comunidad sepa que sí se puede ir rompiendo barreras, y que es importante tomar la iniciativa para empujar esos cambios. “Y para eso tenemos que agruparnos y apoyarnos como comunidad. No quedarnos solos, ni rendirnos al primer problema. Mi mensaje es que si quieren estudiar que lo hagan. Eso también hace que las universidades vayan cambiando y se vayan adaptando”, afirma.

Un aprendizaje mutuo

En el año 2024, más de 2 mil 300 estudiantes, con diferentes grados de discapacidad auditiva, se encontraban registrados en escuelas especiales de sordos como en establecimientos con Programa de Integración Escolar (PIE). Sin embargo, existe un alto porcentaje de deserción, y también hay muchos que prefieren no integrarse a la educación formal, debido a las barreras, a los prejuicios y a la poca adaptación de las instituciones. De ahí la urgencia de generar mecanismos para que el sistema de educación, en todos su niveles, sea más accesible, y que la experiencia de María Ignacia no sea solo una excepción.

En el caso de ella, su ingreso a la UC el año 2017 fue a través de la Vía de Admisión de Necesidades Educativas Especiales (actualmente Admisión para Personas con Discapacidad), la cual busca reducir brechas de acceso en la educación superior para personas con discapacidad que no pueden rendir la PAES en condiciones de equidad, producto de las barreras que han tenido que enfrentar en su proceso de enseñanza-aprendizaje. Una iniciativa que persigue, no solo que puedan acceder a la educación superior, sino que también cuenten con los soportes necesarios cuando las oportunidades previas de aprendizaje no han sido las mismas.

De acuerdo a María de los Ángeles Herane, Coordinadora de Asuntos Estudiantiles de Psicología UC, el que llegara María Ignacia a la Escuela fue un privilegio, ya que permitió a la comunidad ir creciendo en accesibilidad para los estudiantes actuales y futuros. “Fue un reto permanente que nos permitió conocer más de la sordera, que era un mundo desconocido para nosotros antes de que llegara ella. Y al principio fue complejo… por ejemplo, hubo que aprender a escribir distinto para ella, porque lee distinto. O buscar estrategias para que fuera más accesible la materia, ya que en psicología hay conceptos muy abstractos. Palabras que en su vocabulario no existen. Entonces hubo que inventar lenguaje o signos que representaran ciertos conceptos de la psicología que no estaban. Siempre cuidando que tuviera exactamente el mismo perfil de egreso que sus compañeros».

Y ese avance en atender las necesidades de los estudiantes con discapacidad, es parte de lo que más agradece de la experiencia de haber recibido a María Ignacia. “Porque las comunidades se enriquecen cuando son heterogéneas. Más que aceptar, es nutrirse de la diversidad. No es que seamos buenas personas por tener personas con discapacidad, sino que es algo que nos suma. Tener personas con funcionamientos distintos nos enriquece, porque la sociedad es así, es diversa. Tenemos que aprender de los otros, de las personas que presentan distintos tipos de funcionamiento. Y creo que uno de los grandes problemas, de por qué la gente rechaza a las personas con discapacidad o funcionamiento distinto, es que nos falta interactuar más. El conocer otras realidades hace que dejemos de tener miedo y que tengamos muchas más ganas de incluir”, comenta Herane.

Opinión que también comparte Jocelyne Mena, educadora diferencial que trabajó en el Programa de Integración Escolar (PIE) del Liceo Sara Blinder Dargoltz, y acompañó a María Ignacia durante toda su enseñanza media. “Fue un aprendizaje conjunto, porque también fue mi primera experiencia laboral. Formamos un lindo lazo que perduró en el tiempo hasta el día de hoy. Y lo que yo más aprendí es que son niñas que pueden lograr lo que se propongan. Ellas tienen las mismas capacidades que los otros, la dificultad está en el acceso a la información. Entonces va a depender de cómo nosotros entregamos esta información para que puedan adquirir el aprendizaje. Así que estoy sumamente feliz y orgullosa de verla conseguir este sueño. Éste es un logro de ella absolutamente. Es por su perseverancia, su esfuerzo y sus ganas de salir adelante”, finaliza.

*NOTA: Se escribe la palabra Sorda con mayúscula para referirse a las personas que se identifican con la Cultura Sorda y utilizan la Lengua de Señas como su primera lengua. 
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Texto:
Andrea Fuentes Uribe, Comunicaciones Psicología UC
Fecha: 16-05-2025