María Rosa Lissi y Gonzalo Gallardo reciben Premio de Reconocimiento a la Excelencia Docente

Promover el saber, la formación integral de los alumnos, y el espíritu de servicio. Ésas son algunas de las cualidades que busca destacar el premio entregado a María Rosa Lissi y Gonzalo Gallardo en la ceremonia de inauguración del Año Académico 2019. Un merecido reconocimiento de parte de sus estudiantes y colegas, que refleja el compromiso y dedicación en la formación de las nuevas generaciones de psicólogos.

Una búsqueda permanente de la innovación al interior de la sala de clases, fomentando la reflexión y el aprendizaje autónomo y significativo de sus estudiantes, son algunas de las características que hicieron que María Rosa Lissi y Gonzalo Gallardo fueran merecedores del Premio de Reconocimiento a la Excelencia Docente 2019. Distinción que fue entregada en la ceremonia de inauguración del Año Académico, y para el cual no sólo necesitaron de excelentes resultados en las encuestas docentes, también del respaldado en la postulación de parte de sus pares y de sus estudiantes.

Un premio que la profesora María Rosa Lissi recibió con alegría, y que quiso hacer extensivo con quienes trabajan a su lado. “Estoy muy feliz, porque es un reconocimiento a algo que uno hace cotidianamente, sin esperar nada a cambio. Sólo que los alumnos aprendan y te digan que quieren seguir aprendiendo más de lo que tú les enseñas. Yo siento que es un premio para mí, pero también al trabajo que hacemos como equipo. Es un reconocimiento a una cierta manera de trabajar la docencia, que está demostrando frutos positivos en el aprendizaje de los alumnos”, dice.

Cursos en co-docencia y la participación activa de sus ayudantes, con quienes se reúne semanalmente para evaluar las clases y planificar el trabajo a futuro, son parte fundamental de su manera de entender la docencia. “No es fácil, porque requiere de más tiempo y más esfuerzo, pero estoy convencida de que es un buen camino. Yo no volvería atrás. Me gusta esta forma de trabajar”, afirma.

Un trabajo colectivo que también es destacado por Gonzalo Gallardo, quien dice que tener la oportunidad de trabajar con otros colegas, le ha ayudado a seguir creciendo como profesional. “Tengo suerte de tener co-docencias con Vale Grau, Christian Sebastian, Judith Scharager, y la propia María Rosa Lissi. Uno se nutre. Aprende de otras formas”, dice el académico.

Para el profesor, se trata de una distinción por un trabajo que disfruta, que le permite estar en constante aprendizaje, y en el que ve a los estudiantes como iguales. “Me gusta verlos como colegas en potencia, con los que puedo trabajar y tratar de tener una relación lo más horizontal posible. Quiero que se sientan importantes, porque de verdad me interesa que estén en clase. Si alguien no va, les pregunto la razón.  Porque no da lo mismo que no estén. Quiero que se involucren y que nadie se sienta anónimo en clase, porque todos son parte importante de su desarrollo. son un aporte”.

Un desafío a seguir mejorando

Lejos de cerrar una larga y destacada trayectoria como académica e investigadora, la llegada de este premio es, para María Rosa Lissi y para muchos de los galardonados, un incentivo a seguir aportando desde sus respectivas áreas. “Lo dijo el Rector. No necesariamente es un premio para quienes están culminando su carrera. Es un reconocimiento en una etapa donde uno todavía puede seguir haciendo cosas. Y eso es algo que me motiva a seguir buscando formas de hacerlo mejor”, dice la profesora; afirmando que más que entregar conocimientos específicos, espera que sus alumnos tengan una mirada distinta respecto a las problemáticas. “Me interesa que el conocimiento que trabajamos en clases les sirva para la vida profesional como algo que puede aplicarse, pero como una forma de pensar cierto tema. Por ejemplo, el curso que hago de necesidades educativas especiales, más que aprendan específicamente qué tipo de necesidades educativas especiales requieren tales adecuaciones por parte de los profesores, me interesa que tengan una mirada sobre la diversidad y las necesidades educativas especiales que les permita, en su vida profesional, tener un abordaje distinto al respecto”.

Por su parte, Gonzalo Gallardo también cree que este reconocimiento es un incentivo a seguir creciendo. “Lo veo como una responsabilidad, de la que hay que hacerse cargo. Hay que seguir creciendo y nunca olvidar que la arena central del aprendizaje de los estudiantes ocurre en la sala de clases. Para eso hacemos esto. Porque puedo hacer una clase eterna, que se grabe y que se repita año a año, pero no  es la gracia. La gracia es que el estudiante vaya a una clase, y que lo que pase en esa clase, no lo encuentre ni en los textos ni en los PPT. Que sea única”, dice.

Información Periodística: Andrea Fuentes U.